Todo el mundo tiene derecho a volar...

Hay días en los que las alas no pesan, vuelo ligera, como si alguna corriente amiga me arrastrase.

Otros, estas mismas alas parecen estar cubiertas de plomo, y me piden quedarme en tierra, limpiando en profundidad para el próximo vuelo.

Qué es lo que tanto pesa?
El dolor (propio y ajeno) que no puedes mitigar, los amigos en la distancia, los llantos sin consuelo, las preguntas sin respuesta, un grito ahogado,unos te quiero que no llegaron a tiempo, y gestos que nos dicen que ese amor ya no vale, entre otro mucho plomo…


Pero ahora; quiero recordar como es cuando mis alas están limpias y me siento un poco más libre, por que la vida es solo un breve paréntesis y soy muy afortunada de que aún hoy pueda estirarlas y contemplarlas , aún cubiertas de lágrimas y de nuevo, volver a pedirme perdón…